viernes, 22 de septiembre de 2017

¡MANOLO, MANOLO Y YA!

Buen día amable lector:

En esta ocasión, les escribo acerca de una de mis anécdotas favoritas en torno al mundo de los deportes, pues en un mismo día tuve la oportunidad de asistir a dos eventos que, sin duda alguna, marcaron una infancia llena de aventuras junto a dos grandes amigos: Guillermo y "Pepe" Serrano.

Fue un domingo 25 de Abril de 1982, iniciando mi día como de costumbre, ya que regularmente asistíamos (Guillermo, "Pepe" y su servidor) a la iglesia para ayudar en la misa dominical y posteriormente íbamos a algunos partidos del "Rebaño Sagrado" en el Estadio Jalisco, sin embargo, esa fecha marcaba dos eventos deportivos en la Perla Tapatía, ya que al mediodía se enfrentaban las Chivas Rayadas de Guadalajara y el Cruz Azul, para luego dar paso a una corrida de toros donde se presentaba Manolo Martínez (QEPD) en la Plaza de Toros Nuevo Progreso, considerado por muchos como el mejor torero mexicano de aquellos años y a la cual tuve la oportunidad de asistir.

El partido de la fecha 35 entre el "Chiverío" y la "Maquina" terminó con victoria azul de 2-1 ante los dirigidos por Alberto Guerra; curiosamente esa temporada (1981-82) fue el marco de la última victoria de Pumas contra Chivas en Guadalajara, en cotejo que se celebró el 07 de febrero con marcador final de 1-0 en favor de los universitarios con gol de Manuel Negrete.

Ya iniciada la tarde, nos dirigimos a la Plaza Nuevo Progreso a presenciar una de las últimas faenas del gran matador regiomontano MANOLO MARTÍNEZ, antes de su primer retiro y donde hubo un lleno rotundo en el recinto taurino de la Calzada Independencia; En esas fechas, otro gran torero como lo fue Curro Rivera, se presentaba en la Feria de San Marcos en Aguascalientes, donde cumpliría el millar de corridas en su carrera y quien fuera "acérrimo rival" (deportivamente hablando) de Manolo Martínez.

La tarde en la Plaza Nuevo Progreso le hizo honor a su antiguo nombre: MONUMENTAL, deleitando al presentable con sus finos pases diestros y su exquisita técnica en el ruedo que levantaba al público de sus asientos y llenaba de júbilo el Coloso de la Colonia Monumental, características que lo llevaron a ser considerado como el principal exponente del toreo mexicano a finales del Siglo XX.
Unas semanas después, Manuel Martínez Ancira se retiraría por primera vez de los ruedos (30 de Mayo de 1982), sin embargo, volvió al ámbito taurino en 1987 para seguir dando cátedra con memorables actuaciones en plazas mexicanas y del extranjero hasta su retiro definitivo en Marzo de 1990, donde se despidió con un gran "Mano a Mano" con Jorge Gutiérrez en la Plaza México con toros de La Gloria.

La Plaza Nuevo Progreso (antes Monumental de Jalisco) fue casa de Manolo en múltiples ocasiones, incluida la inauguración (1967) y la reapertura del inmueble (Temporada 1979-80) ya bajo el nombre actual, donde encabezó las corridas junto a Joselito Huerta y Raúl Contreras "Finito" en la inauguración y con Manolo Arruza y Miguel Espinoza "Armillita" en la reapertura.

Adentrándonos un poco en su exitosa carrera, Manolo Martínez es el matador con más actuaciones (91) en la Monumental Plaza México, donde confirmó su alternativa el 12 de Febrero de 1967, teniendo como padrino al diestro español Juan García "Mondeño" y el mexicano Mauro Liceaga como testigo; previamente había confirmado su alternativa en Monterrey el 7 de Noviembre de 1965 con el gran Lorenzo Garza como padrino, cortando una oreja y recibiendo una cornada ante Toros de la ganadería de Mimiahuapam.

Volviendo al tema numérico, el regio nacido el 10 de Enero de 1946, fue el espada con más apéndices cortados (10 rabos y 81 orejas), ganó el "Estoque de Oro" en tres ocasiones y fue el lidiador con más paseillos en la Temporada 1971-72 (10), 1972-73 (9), 1978 (8) y 1979 (8); todo lo anterior en la Monumental Plaza México.

Como dato, se hizo acreedor de la famosa frase: "¡Manolo, Manolo y ya!", después de realizar un quite por chicuelinas que levantó a toda la Plaza Nuevo Progreso y propició el mencionado grito entre sus partidarios y seguidores en lo que fue su regreso a los ruedos en 1987.

Sin duda alguna, es una anécdota muy valiosa que tuve la fortuna de presenciar a mis 13 años, pero que valen muchísimo tras el correr de los años, y es que ser testigo de la faena del máximo exponente del toreo mexicano no sucede todos los días.

Me despido de ustedes queridos lectores, enviándole un afectuoso y cordial saludo a mis entrañables amigos Guillermo y Pepe Serrano, a quienes dedico éstas líneas.

Nos escribimos pronto, amigos...

Jorge Luis Sánchez Dávalos
jorge.deportes@hotmail.com

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