viernes, 11 de octubre de 2019

IDOLO Y FIGURA GUINDA: "SUPER MARIO" VALDEZ...



Buen día, amable lector:

Entramos a Octubre, el mes donde muchos aficionados al Rey de los Deportes en el pacífico mexicano ven terminar la sequía en sus plazas con el inicio de la Temporada de la Liga Mexicana del Pacífico, es por ello que en ésta ocasión les escribo acerca de una figura de Tomateros de Culiacán en su historia, un referente guinda de los 90´s y principios del actual milenio, nos referimos a MARIO VALDEZ, quien hoy en día se desempeña como Gerente Deportivo de la organización de la capital sinaloense y que en su etapa como pelotero vivió grandes momentos dentro del diamante, incluso llegó al béisbol de las Grandes Ligas y es por ello que se ha convertido en un ejemplo dentro y fuera del terreno de juego.

Esta anécdota se las escribo, en especial, por los bonitos recuerdos de todas esas temporadas de LMP, que por cierto, es mi número 29 y creo que ya le gano a Toño De Valdez, y es en ese peregrinar de ir al Estadio Ángel Flores cada campaña que me tocó ir viendo el desarrollo y madurez de un gran jugador guinda, para mi puede ser mencionado jugador franquicia, ganó prácticamente todo con mis queridos Tomateros de Culiacán y siempre con una disciplina envidiable, tanto al bat como con el guante, además de ser una persona intachable que lo llevó a tener una gran trayectoria como pocos en la MexPac, siendo una liga muy tentadora a la diversión pero que Mario Valdez siempre mostró su lado profesional.

Recuerdo que siempre llegaba muy temprano al estadio para realizar su rutina obligatoria de calentamiento al lado de otra gran estrella guinda como lo es Guillermo “Memo” Velázquez, los hermanos Magallanes, Rodrigo López, JR Phillips, el propio Benjamín Gil, Jacob Brumfield, Erick Young, Matt Stark y otros grandes peloteros, lo que realmente disfrutaba junto a mi grupo de amigos que asistíamos a cada juego, encabezados por Javier Guerrero, Martín Medina, el tremendo “Lobo” Achoy, y de vez en cuando un chilango de apellido Tamayo, que junto con su servidor vivimos muy buenas historias en el recinto beisbolero de Culiacán.

Mario Valdez Avelar nació el 19 de Noviembre de 1974 en Ciudad Obregón, Sonora y como pelotero profesional disputó muchas temporadas en el béisbol mexicano de LMP y LMB, teniendo un paso por Las Mayores durante tres campañas y en 2004 también estuvo presente en la pelota japonesa, desempeñándose principalmente como primera base y logrando ser visto por la MLB a los 19 años por medio de los Utica Blue Sox en 1993.

“Super Mario” fue tomado en la Ronda 48 en el Draft Amateur de la MLB en 1993 por la organización de Chicago White Sox pero debutaría en el “Big Show” hasta el 15 de Junio de 1997 con sólo una temporada disputada con el conjunto patipálido, para posteriormente volver a la acción del mejor béisbol del mundo en las campañas del 2000 y 2001 con el conjunto de Oakland Athletics donde tuvo mayor participación, terminando con un total de 37 juegos disputados con el equipo californiano con promedio de .238 AVG en su carrera, incluidos dos cuadrangulares y 21 carreras impulsadas.

Tras su paso por la pelota estadounidense y buscando continuar en los primeros planos, Mario Valdez llegó al béisbol nipón para enrolarse con Osaka Kintetsu Buffaloes en el 2004 y debutando el 02 de Julio de ese año, participando por un mes y medio en dicha liga para retornar a México con Sultanes de Monterrey, ligando 10 temporadas en la Liga Mexicana de Beisbol con escuadras como Vaqueros Laguna, Diablos Rojos del México y Guerreros de Oaxaca, con quienes tuvo su última aparición en verano durante el 2014.

Ya en el plano dentro de la Liga Mexicana del Pacífico, sus mejores momentos los tuvo con Tomateros de Culiacán a pesar de haber disputado campañas con otras organizaciones, debutando con la tropa guinda en la Temporada 1995-96 con 35 juegos donde vio acción, sumando 23 imparables y 5 producidas para terminar con AVG de .359 y dejar un buen sabor de boca con el club que sería su casa por 13 campañas, ganando 5 títulos de liga (1995-96, 1996-97, 2001-02, 2003-04 y 2014-15) y dos Series del Caribe (1996 y 2002), siendo el protagonista del primer título caribeño de los guindas al conectar el imparable que le dio el triunfo a México sobre República Dominicana y a la postre el cetro.

Mario Valdez también formó parte de selectivos aztecas en torneos internacionales oficiales, donde logró Medalla de Bronce en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en el 2006.

Me despido de ustedes, agradeciendo el espacio que me permiten y dedicando éstas líneas a mi gran amiga Miriam Frías Ibarra, que es parte de nuestras vivencias como administrativa del Club Tomateros de Culiacán y pieza importante en la estructura del equipo, además de enviarle un especial saludo a mis siempre fieles compañeros guindas, mis hijos Jorge Efrén, Luis Fernando, Carla Cristina, Jorge Emilio y Bárbara Elisa…

Nos escribimos pronto, amigos...

Jorge Luis Sánchez Dávalos
jorge.deportes@hotmail.com



lunes, 5 de agosto de 2019

EL "GATO SALVAJE" ECUATORIANO: ÍTALO ESTUPIÑÁN...

Buen día, amable lector:


¿Qué tal amigos? Los saludo de nueva cuenta tras un merecido descanso y regresamos con otra de mis vivencias dentro del mundo deportivo, donde les hablaré acerca de un futbolista sudamericano que tuvo grandes momentos en el futbol mexicano y logró quedarse en la memoria de muchos aficionados que tuvimos la oportunidad de verlo en acción, formando parte de cuatro clubes aztecas durante su carrera y que logró un par de títulos, estoy hablando del “Gato Salvaje” ecuatoriano ÍTALO ESTUPIÑÁN en su paso por tierras aztecas desde mediados de los años 70s y que tuvo alrededor de una década desplegando su buen estilo de juego.

Esta anécdota es la primera que recuerdo haber tenido en mi infancia, ya que en 1974 su servidor tenía 5 años de edad y tenía la inquietud de aprender a leer, por lo cual le pedía a mi hermana mayor Lourdes que me apoyara, pues miraba a mi padre leer el Periódico Esto de manera que disfrutaba cada escrito, siendo un asiduo amante de la lectura y me platicaba lo que decían esas líneas del apartado deportivo de dicho diario para que yo pudiera ser parte de ese agradable momento en torno a una de mis mayores pasiones como lo son los deportes, por lo que mi hermana por fin accedió a cumplir mi deseo en unas vacaciones de fin de curso.

De esa manera inicia esta pequeña anécdota, pues en ese momento se hablaba y escribía mucho de Ítalo Estupiñán como uno de los mejores jugadores del momento, siendo constantemente nombrado en televisión con mucho sabor por el cronista Ángel Fernández y se perfilaba como todo un referente en el Toluca hasta pasar al América, además de ser un precursor de mi pasión al futbol durante mi niñez; cabe mencionar que para el comienzo del siguiente ciclo escolar empecé a jugar futbol y durante el trayecto que caminaba de la escuela al restaurante de mis padres, que eran alrededor de 100 mts, me iba cabeceando el balón pegado a la pared en alusión a Estupiñán como un gran rematador con la cabeza y donde su servidor soñaba con ser como él.

Así mismo, ese año cuando comencé a practicar el balompié, fuimos a un torneo a Querétaro por parte de la escuela y si pasábamos a la final nos llevarían a un juego en el Estadio Azteca contra Cruz Azul, cumpliendo mi sueño de disfrutar a mi ídolo de esa época, sin embargo, años más tarde se acabaría el encanto, pues el “Gato Salvaje” emigró al América y yo a ser fan de la máquina cementera.

Ítalo Eugenio Estupiñán Martínez nació el 1ro de Enero de 1952 en la provincia de Esmeraldas en Ecuador, siendo un elemento formado en el Macará del futbol de Ecuador y debutó con dicha institución a los 18 años en 1970, disputando un par de años hasta que emigró a El Nacional de dicho país, donde empieza a destacar y logra ver acción en la Copa Libertadores por primera ocasión, saliendo campeón de la liga ecuatoriana en 1973 y siendo seguido por muchos equipos fuera de su país natal, entre ellos varias escuadras del futbol mexicano a donde llegaría unos años después para continuar con una carrera que prometía mucho y se vislumbraban buenas cualidades para el joven nacido en Esmeraldas; cabe mencionar que Ítalo Estupiñán estuvo en la terma como nominado al mejor jugador de América en 1972 tras sus buenas actuaciones con El Nacional.

Para la Temporada 1974-75 llega a México para enrolarse en los colores del Deportivo Toluca con un precio que causaba mucha expectativa en su desempeño y que logró cumplir siendo monarca con el cuadro mexiquense en su primer año, siendo protagonista aquel 26 de Junio de 1975 cuando el Toluca le ganó 1-0 a los Panzas Verdes del León con una anotación de cabeza suya y que a la postre sería el resultado que garantizaba el campeonato para los escarlatas, por lo que se ganó el respeto y cariño de la afición en Toluca para posteriormente convertirse en uno de los ídolos que ha tenido el conjunto de los Diablos Rojos en su historia, además de regresar tras su retiro para desempeñar puestos directivos en la organización de la capital del Estado de México.

En 1977 pasaría a uno de los equipos referentes de México, como lo son las Águilas del América y rápidamente se convertía en uno de los jugadores más seguidos por todo el futbol azteca, ya que con sus cualidades mostradas en Toluca le daban esa etiqueta de protagonista, siendo parte importante del primer título para un club de Concacaf en la Copa Interamericana, donde los azulcremas levantaron el cetro en 1978 tras derrotar a Boca Juniors de Argentina en la Gran Final con un gol de Carlos Reinoso en tiempos extras tras tres encuentros jugados entre ambas oncenas.

Tras su paso con Toluca y América, el “Gato Salvaje”, como lo apodó el cronista Ángel Fernández, regresaría a Sudamérica para enfundarse en los colores de la Universidad Católica de Chile en la campaña de 1979-80, sin embargo, su paso por tierras chilenas sería breve y retornaría a México con el cuadro de Atletas Campesinos, para posteriormente sobresalir con el Puebla desde 1981 a 1983, donde tomó un segundo aire en su carrera y se apuntó otro título, ahora con los camoteros que eran dirigidos por un debutante Manuel Lapuente que tendría en Ítalo Estupiñán a uno de sus hombres de confianza para realizar esa hazaña de levantar la copa.

Después de algunos años, puso fin a su etapa como jugador profesional en 1986 tras disputar una temporada con el Émelec de Ecuador y dejando grandes impresiones en México, donde se convirtió en un hombre recordado a través de los años con par de campeonatos.

Enrolado como directivo, regresó al Deportivo Toluca y emprendió un negocio en Querétaro, para luego ser el coordinador de fútbol para los Diablos Rojos del Toluca y supervisor de escuelas de fútbol para el gobierno del Edo. de México, además de culminar un diplomado como entrenador de futbol.

Lamentablemente murió el 01 de Marzo del 2016 en Lerma, Edo. de México tras sufrir un infarto agudo en una plaza comercial, sin embargo, su legado quedó marcado y muchos nos quedamos impresionados por sus grandes cualidades en el terreno de juego.

Me despido de ustedes, agradeciendo el espacio que me permiten y dedicando éstas líneas a dos grandes amigos americanistas como lo son Pompeyo Campos Cedillo y José Ángel Astorga Palazuelos, además de enviarle un saludo muy especial a mi hermana María de Lourdes Sánchez Dávalos.

Nos escribimos pronto, amigos...

Jorge Luis Sánchez Dávalos
jorge.deportes@hotmail.com


domingo, 20 de enero de 2019

GOLEADOR DE ÉPOCA: "CABINHO"...

Buen día, amable lector:

¿Qué tal amigos? Los saludo de nueva cuenta con otra de mis vivencias dentro del mundo deportivo, donde les hablaré acerca de uno de los mejores extranjeros que han llegado al futbol mexicano y que sin duda es el gran referente del goleo en la Primera División, un brasileño que figuró en la década de los 70s y 80s con sus grandes anotaciones y que actualmente ostenta el récord de goleo en el balonpié azteca: EVANIVALDO CASTRO “CABINHO”, un delantero letal que marcó toda una época en México.

Escribir esta anécdota para mí es sublime, como cuando escribí sobre Miguel Marín y por ahí andan otros extranjeros en espera de que su servidor tenga el honor de escribir sobre ellos, además de haberlos visto y conocido.

A “Cabinho” me toca verlo en persona en diversas y múltiples asistencias al glorioso Club Guadalajara, además de los partidos en el mítico Estadio Jalisco y mis amigos y yo soñábamos con pegarle a la pelota como él, una pegada espectacular en tiros libres que nosotros apenas levantábamos el balón, sin embargo, reconocíamos la calidad de un auténtico jugadorazo de época.

Para su servidor, era un deleite verlo jugar contra Chivas, Jalisco, Tecos y Leones Negros, esa gran rivalidad de “Cabinho” ante sus paisanos cariocas de la U de G; nunca podré olvidar las emociones en vivo de verlo jugar y entrenar, además de seguir sus goles por TV con repeiciones incluidas, donde mostraba su poder de golpeo a la pelota y su potencia al correr, muestras de un 9 natural.

Su sencillez como persona y su amor por México lo llevaron a ganar 8 campeonatos de goleo, 7 de ellos consecutivos donde destacaban 4 cetros con Pumas, 3 con el Atlante y uno más con los Esmeraldas de León, hasta que llega Norberto Outes de Argentina y le arrebata el título jugando con las Águilas del América; en lo personal, me quedo con la idea de que la UNAM y sus seguidores le han quedado a deber como reconocimiento al buen “Cabinho”.

Evanivaldo Castro Silva nació el 28 de Abril de 1948 en Salvador de Bahía, Brasil y fue un futbolista forjado en las inferiores del Flamengo, club donde debutó a los 21 en la campaña de 1969, no sin antes pasar por América SP donde marcó 17 goles en 24 partidos en lo que fueron los inicios de un mítico goleador durante toda su carrera.

Además del Flamengo, “Cabinho” integró las filas del Portuguesa y Atlético Mineiro antes de llegar a México en 1974, sumando 36 dianas en 98 partidos de experiencia en el futbol brasileño y un campeonato Paulista (1973), números que le valieron una oportunidad para emigrar de su país natal y llegar a los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México, con quienes iniciaría una gran etapa en su vida dentro del deporte.

“Cabinho” convertiría 16 tantos en su campaña debut con la escuadra felina, ganando la Copa México de la Temporada 1974-75 donde fue el máximo goleador con 14 y para la 76-77 lograría el primer título de liga de los universitarios en su historia, siendo parte fundamental con 35 goles y el título de goleo del certamen, siendo uno de cuatro campeonatos como el líder anotador del futbol mexicano con la institución del Pedregal, incluso compartió el trofeo como goleador de la Temporada del 78 con Hugo Sánchez, ambos cerraron con 26 tantos y compartían la delantera de Pumas; ese certamen marcó un hecho circunstancial en el conjunto auriazul, pues “Hugol” igualó a “Cabinho” en el liderato de goleo a través de la vía penal, sin embargo, el brasileño era el cobrador oficial del equipo y tras esa campaña, Hugo Sánchez partiría al futbol español con el Atlético de Madrid.

Aquel cuadro universitario contaba con grandes figuras en su alineación, encabezados por la dupla entre “Cabinho” y Hugo Sánchez, Manuel Manzo, Leonardo Cuellar, Enrique López Zarza, Arturo Vázquez, el argentino Jorge Paolino, Héctor Sanabria y Horacio Sánchez en la portería, dirigidos por el recordado DT Bora Milutinovic, mientras que un año más tarde se sumarían los brasileños Edu y Ricardo “Tuca” Ferreti.

Evanivaldo Castro terminaría su etapa con la UNAM en el año de 1979 como el jugador con más tantos en la historia del equipo con un total de 151.

Su siguiente equipo fueron los Potros de Hierro del Atlante, donde sumó tres títulos de goleo más en su carrera y se convirtió en el máximo romperredes del conjunto azulgrana con 108 dianas en 134 PJ; posteriormente pasaría a los Esmeraldas de León en la campaña de 1983, club donde lograría su último campeonato de goleo y sería semifinalista del torneo.

Regresó a Brasil con el Paysandú pero no tendría actividad, por lo que volvió a México con Tigres de la UANL para retirarse, cerrando su carrera con 312 goles en México y ser el máximo anotador en la Primera División de nuestro país, superando a grandes figuras como Carlos Hermosillo, Jared Borgetti y José Saturnino Cardozo.

En total anotó 419 goles en su fructífera carrera como futbolista, ganando 8 títulos de goleo en México y posteriormente dirigiría en nuestro país a Lobos BUAP en 2002, forjando una gran época como un delantero infalible y letal ante el arco rival.

Me despido de ustedes con dedicatoria para mi cuñado Jesús Ramón Mendívil Barreras, puma de corazón y espero haya conocido al protagonista de ésta anécdota, además de mandarle saludos muy especiales a mi compadre Carlos Alberto Pinto Verdugo y su hermano José Luis, dos pumas recalcitrantes, de esos que no saben perder.

Nos escribimos pronto, amigos...

Jorge Luis Sánchez Dávalos
jorge.deportes@hotmail.com

jueves, 10 de enero de 2019

DELANTERO DE ÉPOCA: LUIS FLORES OCARANZA...

Buen día, amable lector:

Los saludo de nuevo queridos y amables amigos que me siguen en este espacio de anécdotas en torno al deporte, donde continuamos escribiendo acerca de personajes que han marcado a su servidor y por ello iniciamos el año con un jugador qué pasó por las filas de mi amado Cruz Azul, un delantero mexicano letal y miembro de una familia futbolera dentro del balonpié azteca, me refiero a LUIS FLORES, gran futbolista de los 80s y 90s que figuró en México y tuvo un paso por el “viejo continente”.

Esta es otra gran anécdota vinculada a mi equipo y raíces, pues a Luis Flores me tocó conocerlo y tratarlo durante dos épocas de su carrera, la primera como jugador de Pumas de la UNAM cuando visitaba 4 veces la ciudad de Guadalajara por torneo de liga más las finales enfrentando a los 4 grandes de la Perla Tapatía como eran U de G, UAG, Atlas y Chivas, siendo un deportista siempre moderado y consciente de lo que lograría en su carrera como futbolista; hermano de un gran cruzazulino y mundialista mexicano, “Nacho” Flores, un lateral derecho que tuve la oportunidad de conocer y convivir cuando era niño, siempre con un trato amable y cordial.

Luis Flores pudo progresar en su carrera al “cruzar el charco” para jugar en el futbol español, teniendo bastantes buenas actuaciones y resultados a pesar de haber tenido una difícil adaptación, sin embargo no convenció del todo y regreso a México con su característico olfato goleador y talento que lo llevarían a regresar a tierras ibéricas, para finalmente terminar su carrera de nuevo el suelo mexicano, donde de nueva cuenta pude tratarlo en su paso por Chivas, recordando la obvia pregunta que se le hace a un jugador que emigra y regresa a nuestro país: “Luis, ¿Porqué no te estableciste en España?”, a lo que Luis Flores me contestó: “Amigo, como dijo el Esto, extrañamos las gorditas y tostadas de mi México querido”.

Luis Enrique Flores Ocaranza nació en la Ciudad de México el 18 de Julio de 1961 y fue forjado en las fuerzas básicas de los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México, club donde debutó en Primera División en la campaña de 1980, donde se consagró como un hombre con gran olfato goleador y que rápidamente se acopló al sistema de juego del conjunto felino, saliendo campeón de Liga en la Temporada 1980-81 y de la Copa Interamericana; Flores estuvo con el equipo universitario hasta la campaña del 86 tras pasar al Sporting Gijón del futbol español, no sin antes dejar una marca de 61 goles en 161 partidos con Pumas de la UNAM.

Su llegada al futbol ibérico se vio coronada con su debut el 30 de Agosto de 1986 ante el Athletic Club y tuvo un buen arranque en su andar europeo al culminar con 12 tantos en 31 cotejos, pero tras acabar la temporada regresó a México para reintegrarse a las filas felinas y lo hizo de gran forma, pues resultó campeón goleador con 24 dianas en la campaña 1987-88 y así llenarle el ojo al Valencia para retornar al balonpié español.

Luis Flores buscó hacerse un lugar en el conjunto valenciano pero sólo sumó 6 goles en 36 partidos, lo que repercutió para dejar a un lado su continuidad en dicha liga y retornar a tierras aztecas pero ahora enfundado en los colores del Cruz Azul, donde estuvo hasta 1991 y tuvo grandes actuaciones, marcando un total de 20 goles en 50 partidos durante su etapa como delantero cementero.

Para 1992 llegaría al Atlas de Guadalajara con la intención de retomar el gran nivel deportivo, mismo que tuvo buenos partidos y que le sirvió para marcar 12 anotaciones en 47 juegos con el conjunto rojinegro; Flores pasaría en 1993 a las Chivas Rayadas donde sólo disputó 7 encuentros y fue el equipo con el que se retiró como futbolista, dejando un total de 133 goles en su carrera tanto en México como en España.

El delantero capitalino también fue un recurrente seleccionado nacional en varias competencias internacionales, debutando con el Tri el 29 de Noviembre de 1983 y disputó la Copa del Mundo de México 86, la Copa América de 1993 y en las Eliminatorias rumbo al Mundial de Estados Unidos 94, dejando un total de 29 goles en 62 juegos con la selección.

Todos recordamos aquel año 1993 en el partido que definía las aspiraciones de México de cara al Mundial de Estados Unidos 94, donde el Tri derrotó 2-1 a Canadá con un gol de Francisco Javier “Abuelo” Cruz en jugada del propio Luis Flores, quien llegaba mermado por una lesión en la rodilla, sin embargo, Flores llegó a línea de fondo para meter un centro que Hugo Sánchez peinó a primer poste y que Cruz cerró la pinza para la anotación que le dio el pase a los mexicanos a la justa mundialista.

Al terminar su carrera como futbolista, incursionó como director técnico de los Pumas de la UNAM en el Torneo de Invierno 96, para posteriormente dirigir a Veracruz en la Primera “A” (1999) y al Celaya en el año 2000, así mismo, desempeñó el cargo de director deportivo del Necaxa en 2005.

Me despido con un gran saludo a una mujer rojiblanca, mi hermana Quetzy Sánchez Dávalos y dedico éstas líneas a mi gran amigo cruzazulino Miguel A. Tamayo Olmos.

Nos escribimos pronto, amigos...

Jorge Luis Sánchez Dávalos
jorge.deportes@hotmail.com