miércoles, 3 de octubre de 2018

IMPERFECT: AN IMPROBABLE LIFE.- JIM ABBOTT...

Buen día, amable lector:

¿Qué tal amigos? Los días transcurren y poco a poco nos acercamos al fin del año, empezamos un mes más que sin duda traerá grandes momentos para los aficionados al deportes, pues inicia la Liga Mexicana del Pacífico y se disputa la Serie del Rey en el beisbol mexicano, arranca la NBA para quienes gustan del deporte ráfaga, sumado a que la NFL ya ha tomado ritmo para los amantes del emparrillado y finalmente, inicia la postemporada en las Grandes Ligas y con ello se reviven grandes historias de momentos mágicos en el Rey de los Deportes, por lo que en esta ocasión regresamos al beisbol como disciplina base de la anécdota que les escribo.

Como en toda historia de fantasía, existen personajes que se convierten en héroes y el protagonista de este recuerdo es uno de ellos, ya que a pesar de nacer sin su mano derecha y pasar momentos difíciles en sus primeros años de vida, supo reponerse y salir adelante en su sueño de ser beisbolista profesional, SI AMIGOS, un pítcher en Grandes Ligas que no tenía su mano derecha y todavía se dio el lujo de escribir su nombre con letras de oro al tirar un sin hit ni carrera, siendo una de las mayores proezas en la historia de la MLB: les hablo de JIM ABBOTT, quien lanzó por espacio de una década en las mayores y que ha sido la inspiración de muchos deportistas con alguna discapacidad o problema físico.

Esta es una de las grandes historias con final feliz dentro del deporte y me traslada a mi adolescencia, donde surgía mi mayor atracción y gusto por los deportes en general, siendo una época dorada del beisbol de Grandes Ligas en la que me tocó ver el debut de Jim Abbott con Angels tras toda la expectativa y morbo que generaba ver a un lanzador con sus condiciones, que con el paso del tiempo se fue convirtiendo en una realidad y destacaba de manera impresionante a pesar de no tener su mano derecha.

Abbott fue un pelotero que no sólo se ganó mi respeto y admiración, si no que puso a soñar a millones de personas con alguna discapacidad y gran amor al deporte, misma que fue coronada con aquella memorable actuación lanzando un sin hit ni carrera con la casaca de mis adorados Yankees de Nueva York ante Indios de Cleveland.

James Anthony Abbott nació el 19 de Septiembre de 1967 en Flint, Michigan y desde muy pequeño incursionó en el beisbol a pesar de no contar con su extremidad derecha, teniendo que usar una prótesis de fibra de vidrio en forma de gancho para realizar la mayoría de las actividades cotidianas, sin embargo, nunca desistió en sus aspiraciones dentro del juego de pelota, incluso relata en su autobiografía “Imperfect: An Improbable Life”, que primero aprendió a realizar su mecánica de lanzar y fildear antes de saber atarse los cordones, demostrando que su perseverancia era clara y su trabajo diario lo demostraba.

Jim empezó a destacar desde los 11 años en torneos de ligas pequeñas, continuando su etapa en nivel secundario con grandes actuaciones en Flint Central High School, donde era un atleta nato por ser muy sobresaliente también en el Futbol Americano y en el Basquetbol, pero el beisbol era su prioridad, siendo drafteado por Azulejos de Toronto pero el joven lanzador prefirió tener su etapa colegial con Wolverines de Michigan en la NCAA en 1986; Abbott comenzó a ganar más regularidad a pesar de tener varios detractores de su labor, lo que fue un aliciente más para ganar el premio James E. Sullivan Award como mejor atleta amateur en los Estados Unidos en 1987 y ser condecorado como el mejor beisbolista universitario.

Para redondear sus relevantes actuaciones, fue parte importante del equipo estadounidense de beisbol que se colgó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Seúl 88, lanzando todo el encuentro en la gran final y derrotar 5-3 a Japón para llevarse el máximo logro del certamen; ese año fue galardonado con el premio Big Ten Jesse Owens Male Athlete of the Year, terminando su carrera en el beisbol colegial con récord de 26-3 y un 3.03 en su PCLA.

Jim Abbott sería elegido por los California Angels en la selección global número 8 del Draft de 1988, logrando quedarse en el equipo grande tras su trabajo en los campos de entrenamiento primaverales de la organización angelina, debutando el 08 de Abril de 1989 ante Marineros de Seattle en el Angel Stadium, iniciando una carrera lleva de logros, acaparando las miradas con morbo de la prensa y de los propios aficionados que reconocían el gran trabajo del oriundo de Michigan; Abbott terminaría con foja de 12-12 en ganados y perdidos con un 3.92 de efectividad en su campaña debut.

Dos años más tarde, en la campaña de 1991, Jim tendría su mejor año como lanzador al cerrar con 18 triunfos y 11 descalabros, poniendo su ERA en 2.89 con más de 240 innings lanzados; pasaría otro par de años con Angels hasta ser cambiado a Yankees de Nueva York en 1993.

Ya enfundado en la casaca neoyorquina tuvo su mayor logro como lanzador en las Grandes Ligas, un 04 de Septiembre de 1993 en Yankee Stadium con los “Mulos” recibiendo a Indios de Cleveland con Kenny Lofton, Jim Thome, Albert Belle, Manny Ramírez, Carlos Baerga y compañía, a quienes Jim Abbott silenció con un juego SIN HIT NI CARRERA, convirtiéndose en el octavo yankee en lograrlo y de paso escribir su nombre en la historia del beisbol de la MLB ante más de 27 mil espectadores que se rindieron ante la soberbia actuación de un pítcher que vio reflejado el trabajo y sacrificio de toda su vida; Jim pasaría a Medias Blancas de Chicago en 1995, para posteriormente regresar a Angels y retirarte en 1999 con del jersey de Cerveceros de Milwaukee.

Abbott culminó su carrera con récord de 87-108 con 4.25 de PCLA, lanzó 1674 episodios y ponchó a 888 rivales en 263 juegos donde vio acción, siendo el único pelotero hasta el momento que disputa un juego oficial con una sola mano.

Es quizás, una de las mayores inspiraciones en los últimos 30 años dentro del deporte, demostrando que una incapacidad física no es excusa para seguir buscando cumplir un sueño y mucho menos es un impedimento para practicar un deporte; actualmente imparte charlas motivacionales y en ocasiones ha sido invitado por Angels durante transmisiones de los juegos en casa de la organización californiana.

Nos despedimos por esta ocasión querido lector, enviando un saludo muy especial para el “Chiquilín” Rochín y Carlos Calderón, grandes amigos y de juevecitos con los Garzón, además de dedicarle éstas líneas a mi gran amigo Francisco García de Guadalajara, Jalisco.

Nos escribimos pronto, amigos...

Jorge Luis Sánchez Dávalos
jorge.deportes@hotmail.com

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